viernes, 26 de julio de 2013

Tenía que ser la Rosca de Los Canos

          Hubo una época en la que era casi un delito la práctica deportiva en Pregonero. Como no había canchas públicas, la muchachada solía saltarse los enrejados y entrar furtivamente a jugar baloncesto en las instalaciones deportivas de las escuelas. No había maldad en tales acciones juveniles. Sólo el deseo de competir, distraer la mente y fortalecer el cuerpo, como manda el precepto latín de la competitividad olímpica: “mente sana en cuerpo sano”. Pero, de pronto, llegaba la policía y entonces, todos eran capaces de romper el record mundial de velocidad, huyendo de los uniformados.
          “Los Canos” eran realmente unos tipos arrechos. Sólo ellos podían lograr que las monjas abrieran las puertas del Colegio Santa Mariana de Jesús, durante los fines de semana o en vacaciones, para que los neófitos practicantes del baloncesto y el volibol descubrieran la pasión telúrica por el deporte de las canastas, o el de las mallas. Ambos deportes siempre estuvieron muy ligados y usualmente se practicaba uno u otro. En otras ocasiones, había que invadir subrepticiamente el Liceo Francisco de Borja y Mora, o la Escuela José Ignacio Cárdenas, allá en el Barrio Potreritos, cuyas canchas sirvieron de escenario para formar aquellas generaciones deportivas.
          Aquella era una pléyade de excelentes y competitivos atletas. Iván, Gerardo “Chupapiedra” y Carlos Andrés Pérez, Jesús “Pirín” Guerrero, Nolberto “Toño” Avellaneda, Wolfang Buitrago, Nelson “Chiquitín” Suárez, Samuel “Puerca” Ramírez, José “Perra” Suárez, Rubén “Becerro” Guerrero, José Bonifacio Contreras, Gerardo “Tabaco” Rujano, Erasmo “Bujía” Suárez, entre otros jóvenes que ahora escapan a la memoria. No todos vivían en Capacho, pero solían juntarse para disfrutar candentes tardes deportivas, unidos por el deseo de multiplicar la adrenalina y disfrutar el placer de alcanzar la victoria.
Foto: Reencuentro de las Glorias del Baloncesto Uribantino (20 de julio de 2013) (José de la Cruz García: De espaldas)
          Antes de ellos hubo atletas de grandes quilates como Jesús “Chucho” Guerrero, “Moncho” Morales, Orlando Suárez, Jesús “Chucho Muelas” Méndez, "Manolo Ramírez" y otros que también escapan a la memoria. Los recuerdos apenas alcanzar para registrar la rivalidad con “Los Canos”. En aquella época también llegaron gentes de otras ciudades que ofrendar su pasión baloncetista y/o volibolista en la localidad. El ingeniero Evelio Duque, Idelmaro “Pelotas” Molina, Willian “Maracucho” Cepeda, entre otros.
Selección Liborja, Década de los 80
          Muchos equipos se organizaron con el sólo propósito de vencer a los capacheros en la cancha deportiva, como el club San Antonio o Cine Uripreg. Los morochos Iván y Alexander Ramírez, Walter “Barrigas” Andrade, Gerardo Ramírez Ardila, Emiliano “El Silbón” Devia, Héctor “Gato” Rosales, José Candelario Márquez, Abildo Roa, Simón “Tito” Mora, José de la Cruz “Pato” García, Miguel “Anémico” y José “Cheo Gato” Moreno, Gilberto “Macarrón” Sánchez, Humberto “Panquemao” Ramírez, Yovanny “Panadero” Ramírez, Juvel Moncada, Rubén “Monopeludo” Ramírez, Moncho “Potosí” Zambrano, “Moncho Rata”, Valois Gil y Danielo Rondón, entre otros.
         A veces aparecían en escena las respetables figuras del profesor Américo Roa Ramírez o Fermín Crespo, quienes hacían gala de experiencia y veteranía dentro de la cancha. Ellos venían de otra generación anterior y a pesar de la edad, siguieron mostrando el ejemplo de combatividad y compromiso con el juego limpio.
          Posteriormente se formó otra generación de basquetbolistas o voleibolistas: Gregory Medina, Rosnel y Ronald Medina, Jhon “Tiza” Peña, Luis “Perro” Márquez, Américo Roa Pernía, Yilber y Rosman Márquez Suárez, Leonel y Alexander Ramírez, Hender Suárez, Raimer Márquez, Oswaldo Moreno, Armando Romero, Heberson Pérez, Heber Ramírez, Alexis “Mascamodes” Castro, Héctor Martínez, Gerardo Gil, Luis “Picaojos” Ramírez, Luis “Cano” Pérez, los hermanos Eduardo “Bollete” y Andrés Azuaje, Luis “Vaquero” Moreno, Agner Moncada, Jesús y Pedro Avellaneda, Omar “Cabezón” Medina, así como los hermanos Levis, Oswaldo y Rosnel Pérez, entre otros. Es la época de la rivalidad entre el equipo Plaza Miranda, San Antonio, Potreritos y Capacho

          La calidad del baloncesto se perdió desde el instante en que le colocaron cercados a la cancha del Parque Coromoto. Entonces llegaron los futbolistas y se apoderaron del escenario. A partir de entonces la práctica del baloncesto ya no tuvo el entusiasmo de aquella época dorada, cuando la “Rosca de los Canos” prendía los ánimos de la sana competitividad entre la juventud local. Es probable que entre los competidores también dejara de aplicarse la famosa “Ley del Embudo: todo para adentro, nada para afuera”…


José de la Cruz García Mora

1 comentario:

  1. Excelente... sólo un detallito, tio Toño se llamaba Nolberto no Norbeto... pero me parece genial estas historias de vida de nuestro pueblo...ojalá se rescataran de nuevo esos juegos maravillosos en Pregonero...

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