jueves, 12 de septiembre de 2013

La Pequeña Dictadura

          La radio siempre fue un recurso indispensable para la población local, al momento de informarse sobre los grandes acontecimientos históricos de la humanidad. Escuchar la radio regional o colombiana siempre fue una de las aficiones más arraigadas de la gente del pueblo y el campo. El impacto comunicacional de la prensa escrita se reduce a círculos muy específicos. Víctor García, mejor conocido como “Jalámelo” o “Panato”, fue el voceador de periódicos más conocido en el pueblo.
          La televisión logra mayores niveles de audiencia cada día. Personas como Álvaro Lacruz García, a pesar del analfabetismo, pueden recitar de memoria los presidentes del mundo con facilidad impresionante. Son muchas horas al día con el oído puesto en la radio. Así mantiene la memoria activa y se entera de lo que pasa más allá de las fronteras patrias. Otros ciudadanos también hacen gala del prodigio memorístico a la hora de invocar los hechos ocurridos en el orden mundial.
          En la década de los 70 del siglo XX, Nicaragua vivió la férrea dictadura de Anastasio Somoza Debayle. Somoza andaba en boca de todos los vecinos y estos conocían las humillaciones sufridas por el pueblo centroamericano. Ese era el apellido de los déspotas. Por la misma época, en estas latitudes chácaras, también había una pequeña dictadura militar, caracterizada por el abuso de poder y la “caribería”, como se dice en términos criollos cuando se atropella injustamente a las personas humildes.
          Pocos conocían el nombre de pila del sargento que fungía como Jefe de Puesto de la Guardia Nacional en Pregonero. El carajo tenía hasta nombre de emperador: Napoleón. La gente tenía poca prisa para compararlo con el personaje de la historia universal. Nunca nadie mentó a Napoleón Hernández en los chismorreos del pueblo. “Somoza” era el apodo que le habían calzado a las pocas semanas. El dictadorzuelo pueblerino impuso el propio toque de queda: después de las 9 nadie estaba en la calle.
          Muchos sufrieron los abusos del “Sargento Somoza”. No sólo la juventud de pelo largo, los serenateros y los adolescentes callejeros. También los chóferes campesinos, vendedoras de miche, carpinteros, carniceros, vendedores ambulantes y toda persona humilde que no cumpliera los caprichos del funcionario. Era juez y parte en el comportamiento de la gente. Las fiestas familiares y templetes populares duraban exactamente hasta que él mandara a apagar los equipos de sonido.
          El dictador centroamericano fue derrocado por los sandinistas y luego sufrió un atentado mortal. Pero el de aquí siguió haciendo de las suyas por un tiempo. Era pequeño de estatura y regordete. Pero enorme en la dimensión de los abusos contra los humildes. Un día Víctor “Panato” García iba voceando el titular del periódico: “Mataron a Somoza”. Un comerciante le dio una trompada, creyendo que gritaba: “Mataron a su moza”. La radio dejó muy claro que el Somoza muerto no era el de aquí…
José de la Cruz García Mora



1 comentario:

  1. Saludos Jose
    Estoy investigando lo que acontecio con la llegada de Francisco Useche a los Pueblos del Sur, especificamente a Canagüa.
    Si tienes informacion de esta parte de la historia me gustaria que me la hicieras llegar, aca en Canagua se sabe muy poco de esto.
    Mi correro albertochuy@gmail.com
    saludos

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