La radio siempre fue un recurso
indispensable para la población local, al momento de informarse sobre los
grandes acontecimientos históricos de la humanidad. Escuchar la radio regional
o colombiana siempre fue una de las aficiones más arraigadas de la gente del
pueblo y el campo. El impacto comunicacional de la prensa escrita se reduce a
círculos muy específicos. Víctor García, mejor conocido como “Jalámelo” o
“Panato”, fue el voceador de periódicos más conocido en el pueblo.
La televisión logra mayores niveles de
audiencia cada día. Personas como Álvaro Lacruz García, a pesar del
analfabetismo, pueden recitar de memoria los presidentes del mundo con
facilidad impresionante. Son muchas horas al día con el oído puesto en la radio.
Así mantiene la memoria activa y se entera de lo que pasa más allá de las
fronteras patrias. Otros ciudadanos también hacen gala del prodigio memorístico
a la hora de invocar los hechos ocurridos en el orden mundial.
En la década de los 70 del siglo XX,
Nicaragua vivió la férrea dictadura de Anastasio Somoza Debayle. Somoza andaba
en boca de todos los vecinos y estos conocían las humillaciones sufridas por el
pueblo centroamericano. Ese era el apellido de los déspotas. Por la misma
época, en estas latitudes chácaras, también había una pequeña dictadura militar,
caracterizada por el abuso de poder y la “caribería”, como se dice en términos
criollos cuando se atropella injustamente a las personas humildes.
Pocos
conocían el nombre de pila del sargento que fungía como Jefe de Puesto de la
Guardia Nacional en Pregonero. El carajo tenía hasta nombre de emperador:
Napoleón. La gente tenía poca prisa para compararlo con el personaje de la
historia universal. Nunca nadie mentó a Napoleón Hernández en los chismorreos
del pueblo. “Somoza” era el apodo que le habían calzado a las pocas semanas. El
dictadorzuelo pueblerino impuso el propio toque de queda: después de las 9
nadie estaba en la calle.
Muchos
sufrieron los abusos del “Sargento Somoza”. No sólo la juventud de pelo largo, los
serenateros y los adolescentes callejeros. También los chóferes campesinos, vendedoras
de miche, carpinteros, carniceros, vendedores ambulantes y toda persona humilde
que no cumpliera los caprichos del funcionario. Era juez y parte en el comportamiento
de la gente. Las fiestas familiares y templetes populares duraban exactamente
hasta que él mandara a apagar los equipos de sonido.
El dictador centroamericano fue
derrocado por los sandinistas y luego sufrió un atentado mortal. Pero el de
aquí siguió haciendo de las suyas por un tiempo. Era pequeño de estatura y
regordete. Pero enorme en la dimensión de los abusos contra los humildes. Un
día Víctor “Panato” García iba voceando el titular del periódico: “Mataron a Somoza”.
Un comerciante le dio una trompada, creyendo que gritaba: “Mataron a su moza”. La
radio dejó muy claro que el Somoza muerto no era el de aquí…
José
de la Cruz García Mora
Saludos Jose
ResponderEliminarEstoy investigando lo que acontecio con la llegada de Francisco Useche a los Pueblos del Sur, especificamente a Canagüa.
Si tienes informacion de esta parte de la historia me gustaria que me la hicieras llegar, aca en Canagua se sabe muy poco de esto.
Mi correro albertochuy@gmail.com
saludos