jueves, 15 de octubre de 2015

Me robaron la corona

          La belleza de la mujer uribantina es incuestionable. Ellas sobresalen por su estirpe y linaje, exuberancia y altivez, dignidad y decoro, simpatía y sencillez. Las mujeres de Pregonero son las más hermosas del mundo. No es raro entonces que todas las aspirantes al reinado del Ferial de Pregonero se consideren con suficientes atributos físicos, morales e intelectuales para lucir con orgullo el cetro y la corona. Realmente, el cuadro de honor no es suficiente consuelo para mitigar el agridulce sabor de la derrota.
          En todas las ediciones, a veces con cierta razón, algunas aspirantes sienten que extraños hilos se mueven detrás de los telones, para otorgar el mérito a ciertas jovencitas que no figuran entre las preferidas del público. Son muchas las anécdotas que se pueden contar en ese sentido. Pero el papel de los jurados consiste en seleccionar sólo una dama entre tantas beldades juntas. A los adherentes de las perdedoras sólo les queda el lamento, la maledicencia y la chismografía pueblerina…
          —Me robaron la corona. Me hicieron trampa. Esas son frases muy usuales en el marco de las Ferias y Fiestas de Pregonero.
          Anteriormente, el proceso eleccionario era diferente. Las aspirantes debían vender al público ciertos “bonos”. Las chicas salían entusiasmadas a colocar los tickets en las familias del pueblo, o iban a Socopó, Barinas, San Cristóbal y otros lugares a buscar el respaldo de algún mecenas o casa comercial.
          Aún está fresco el recuerdo. Las papeletas caen suavemente desde la última planta del edificio rentable. Un grupo gaitero ameniza el acto. El presentador vocea uno a uno los tiquetes vendidos por cada candidata. La multitud expectante está abajo, al pie de los balcones del Concejo, esperando estoicamente el resultado del escrutinio final. La ganadora, aquella que entregó más dinero al Comité Organizador, ofrece las palabras de agradecimiento como soberana del ferial y sale a pasear por el pueblo.
          El nombre de algunas reinas inunda la memoria de recuerdos. Gladys Mora A, Socorro García, Nancy Briceño, Mildred y Edita Méndez, Aymara Guerrero, Aida Ramírez A, Xiomara Ramírez, “Chepina” Romero, Teresa Molina, Marina Mora, Haydee Guerrero, Cecilia Mora, Rosa Mora, Marleny Pernía, Nelly Mora, María Ramírez M, Johana Pérez, Luz María Díaz, María Andrade, Carmen Contreras, Maryori Solórzano, Luz Mary Cantor, Diana Pérez, Yolimar Díaz, Gismhar Vargas y otras, cuyos nombres no se desdibujan en el recuerdo.
          En la galería memorística de rostros se conservan las imágenes de algunas reinas sentimentales del pueblo. Las mismas que inexplicablemente no alcanzaron el trono. Ellas eran verdaderas deidades, gallardas, bellas, altivas, simpáticas y agraciadas. Pero es que de esos mismos atributos hacían gala las que tuvieron el honor de portar el cetro y la corona. A ellas nadie les robó ese derecho…
José de la Cruz García Mora

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