La
belleza de la mujer uribantina es incuestionable. Ellas sobresalen por su
estirpe y linaje, exuberancia y altivez, dignidad y decoro, simpatía y
sencillez. Las mujeres de Pregonero son las más hermosas del mundo. No es raro
entonces que todas las aspirantes al reinado del Ferial de Pregonero se
consideren con suficientes atributos físicos, morales e intelectuales para
lucir con orgullo el cetro y la corona. Realmente, el cuadro de honor no es
suficiente consuelo para mitigar el agridulce sabor de la derrota.
En
todas las ediciones, a veces con cierta razón, algunas aspirantes sienten que extraños
hilos se mueven detrás de los telones, para otorgar el mérito a ciertas
jovencitas que no figuran entre las preferidas del público. Son muchas las
anécdotas que se pueden contar en ese sentido. Pero el papel de los jurados
consiste en seleccionar sólo una dama entre tantas beldades juntas. A los
adherentes de las perdedoras sólo les queda el lamento, la maledicencia y la
chismografía pueblerina…
—Me robaron la corona. Me hicieron
trampa. Esas son frases muy usuales en el marco de las Ferias y Fiestas de
Pregonero.
Anteriormente,
el proceso eleccionario era diferente. Las aspirantes debían vender al público ciertos
“bonos”. Las chicas salían entusiasmadas a colocar los tickets en las familias
del pueblo, o iban a Socopó, Barinas, San Cristóbal y otros lugares a buscar el
respaldo de algún mecenas o casa comercial.
Aún
está fresco el recuerdo. Las papeletas caen suavemente desde la última planta
del edificio rentable. Un grupo gaitero ameniza el acto. El presentador vocea
uno a uno los tiquetes vendidos por cada candidata. La multitud expectante está
abajo, al pie de los balcones del Concejo, esperando estoicamente el resultado
del escrutinio final. La ganadora, aquella que entregó más dinero al Comité
Organizador, ofrece las palabras de agradecimiento como soberana del ferial y
sale a pasear por el pueblo.
El
nombre de algunas reinas inunda la memoria de recuerdos. Gladys Mora A, Socorro
García, Nancy Briceño, Mildred y Edita Méndez, Aymara Guerrero, Aida Ramírez A,
Xiomara Ramírez, “Chepina” Romero, Teresa Molina, Marina Mora, Haydee Guerrero,
Cecilia Mora, Rosa Mora, Marleny Pernía, Nelly Mora, María Ramírez M, Johana
Pérez, Luz María Díaz, María Andrade, Carmen Contreras, Maryori Solórzano, Luz
Mary Cantor, Diana Pérez, Yolimar Díaz, Gismhar Vargas y otras, cuyos nombres
no se desdibujan en el recuerdo.
En
la galería memorística de rostros se conservan las imágenes de algunas reinas
sentimentales del pueblo. Las mismas que inexplicablemente no alcanzaron el
trono. Ellas eran verdaderas deidades, gallardas, bellas, altivas, simpáticas y
agraciadas. Pero es que de esos mismos atributos hacían gala las que tuvieron
el honor de portar el cetro y la corona. A ellas nadie les robó ese derecho…
José
de la Cruz García Mora
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