jueves, 15 de octubre de 2015

Páseme la llave inglesa

          Las fotos antiguas de Pregonero llaman poderosamente la atención. Por el centro de la calle real se ve con toda nitidez la acequia de agua que atravesaba la población de norte a sur. De allí recogían agua limpia las amas de casa para atender los menesteres diarios del hogar. En aquellos tiempos había que levantarse bien temprano para recoger agua clara. Con certeza, la sabiduría popular recoge tal práctica en el conocido refrán: “El que madruga, recoge agua clara”.
          El primer acueducto de Pregonero se construyó a mediados de la década de los años cuarenta del siglo XX. Prácticamente nadie recuerda aquella época, cuando la vieja acequia comunal dio paso a las tuberías del nuevo sistema de aducción. Es que las poblaciones se modernizan al ritmo de los cambios sociales y el progreso. Desde entonces, en varias oportunidades se han reemplazado las tuberías destinadas a la distribución pública del agua potable en Pregonero.
          Evidentemente, también cambian los rostros de las personas encargadas de garantizar la higiene y la correcta funcionalidad del acueducto. La imagen de Samuel Lacruz y José Belandria llegan de inmediato a la memoria. Ellos eran los encargados de mantener en orden las tuberías del acueducto, así como los tanques de depósito ubicados primero en Paracotos y luego en Gallardín, exactamente al lado del actual Parque Infantil. Las tomas siempre han estado en la quebrada Blanca.
          El primero de ellos posteriormente fue Concejal, Síndico Procurador y Presidente del Concejo. El otro pasó a jubilación al cumplir el tiempo de servicio en la municipalidad. Era común verlos ir y venir sobre una bicicleta, con las llaves al hombro, trancando o abriendo las llaves ubicadas en sectores estratégicos de la población. Tiempo después, la memoria también dibuja la imagen del señor Jesús Ardila cumpliendo similares tareas, aunque es más claro el recuerdo como productor agropecuario.
          Desde hace varios años, los encargados del acueducto son Jesús Soto y el morocho Miguel Huiza. El primero fue un antiguo compañero de clases en el Grupo Nacional Escolar Sánchez Carrero. El morocho, en cambio, aparte de ser vecino en el Barrio Corea, compartió con el suscrito varias de las travesuras infantiles descritas en este libro. Ellos trabajan con esmero para que el agua limpia llegue a las casas. Siempre se les ve por ahí, con las llaves terciadas, arreglando desperfectos.
          Pregonero ha crecido en las últimas décadas. Desde hace varios años se viene formulando la propuesta de un Sistema Integral de Acueductos. El pueblo tiene más de cinco sistemas individuales de aducción: Barrio Potreritos, San Miguel, Santa Lucía, El Trópico, Avenida José Ramón Torres y el del caso central. En tales circunstancias, los empleados de la municipalidad tienen mayores dificultades para garantizar el suministro óptimo del vital líquido a toda la población.
José de la Cruz García Mora

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