jueves, 15 de octubre de 2015

Vamos a comprar chinchurria

          La gente que se dedica al trabajo honesto, por muy humilde que este sea, no tiene problemas de horario para atender las obligaciones contraídas. Es cierto. El trabajo dignifica al ser humano. En cambio, los parranderos prolongan las farras hasta altas horas de la noche, mientras el pueblo duerme plácidamente. A veces, el cantar madrugador de los gallos sorprende a los serenateros en plena calle. A esa hora ya existen trabajadores abnegados cumpliendo con la labor diaria.
          Eso es lo que hacían los obreros del matadero municipal. Ellos estaban listos para el trabajo mucho antes de que los parranderos rezagados decidieran poner fin a la francachela. A veces se les veía bajar hacia el Barrio Potreritos, aún ateridos por el frío. Era la ocasión oportuna para convidarlos a libar una copa de “miche callejonero” y calentar el cuerpo. En otras oportunidades, los borrachos inoportunos se allegaban hasta las instalaciones del matadero, con el pretexto de comprar chinchurria.
          Las brisas del tiempo traen a la memoria las imágenes de Felicito Márquez, “Chucho Márquez, “Chucho” Montilva, Julio Mora y otros. En otras oportunidades, a estos dos últimos se les veía en las “pesas” de su propiedad, despachando productos cárnicos a la población. Mucha tolerancia y paciencia tuvieron aquellos hombres con las imprudencias verbales de cualquier borrachín ocasional. Jamás se salieron de las casillas. A lo sumo llegaron a pedir que los dejaran trabajar tranquilos.
          Lourdes Luna estuvo conduciendo durante varios años la cava destinada a la distribución de carne de pesa en pesa. Posteriormente, la responsabilidad pasó a manos de Adán Mora, quien también fungió durante cierto tiempo como experto sacrificador de reses en el matadero. A este ciudadano también se le recuerda en el pueblo por las excelentes condiciones atléticas para la práctica del maratón y el ciclismo. Ha sido un verdadero baluarte del deporte uribantino.
          La gente del Barrio Potreritos tuvo que librar una larga lucha para erradicar el sacrificio de reses en el Matadero Municipal. Posteriormente, las instalaciones se acondicionaron para otros fines, como Sala Comunal y luego como Centro de Rehabilitación Integral (CRI). Antes habían logrado la clausura definitiva del viejo “Embarcadero”, cuyos potreros y entablado estaban ubicados en la entrada principal de la vía a San Cristóbal. Allí ahora existen diversos inmuebles residenciales.
          Durante la gestión del Alcalde Euro Antonio Contreras se construyó un nuevo Matadero Municipal en la parte baja de la Aldea Los Rastrojos, en la vía que conduce hacia la Aldea El Rincón. Como el sector se ha ido urbanizando progresivamente, seguramente pronto la presencia del Matadero pasará a ser un problema comunitario. Sin embargo, en la memoria siguen palpitando los recuerdos del antiguo matadero, el lugar ideal para comprar chinchurrias en la madrugada…
José de la Cruz García Mora   

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