sábado, 27 de diciembre de 2014

Cuento tres y nos los veo



          En épocas no muy lejanas, las aguas del río Uribante eran muy caudalosas y turbulentas. Pero al llegar la época de estiaje, se reducía el volumen de escorrentía y disminuía la peligrosidad de la corriente. Entonces, los niños y jóvenes acudían en tropel a bañarse —generalmente en cueros—, en los improvisados “pozos” que suplían la ausencia de piscinas o playas. Las frecuentes crecientes solían desbaratar las “Tapizas”. Pero no había obstáculos para que los muchachos volvieran a acondicionar los “Pozos”.
          Aquellos fueron momentos inolvidables, emotivos, intensos, agradables, llenos de entusiasmo y aventura juvenil. Más de un mozalbete llegó a creerse el propio émulo de Tarzán, lanzándose desde lo alto de un árbol hasta las profundidades del río. De pronto, el ambiente de solaz y alegría se veía interrumpido por la presencia de la Policía o la Guardia Nacional, con la advertencia clásica del momento:
          —Cuento tres y no los veo…
          En las imágenes juveniles que el tiempo no ha logrado borrar de la memoria, aún se conserva fresca y nítida la figura de Luis Gamboa, como un gigante, erguido en el marco de la puerta entreabierta del Jeep de la GN, con una mano en el volante y la otra agitándose en el viento. Al ver la súbita estampida de los muchachos, el hombre se reía plácidamente y continuaba el camino. Todos sabían que el funcionario no se iba a mojar el uniforme. Por eso todos corrían hacia el lado contrario del río.
          El señor Luis Gamboa llegó a Pregonero a finales de 1976. Al poco tiempo se le comenzó a ver en el engramado del Estadio Municipal José Ramón Sánchez, practicando Softball, junto a otros reconocidos y destacados jugadores de la disciplina. Uno de los aportes más importantes que realizó en pro de la comunidad local y el deporte uribantino, fue la organización de los campeonatos municipales de beisbol en categorías menores, bajo los auspicios y coordinación de los Criollitos de Venezuela.
          Aquella experiencia deportiva duró muy poco. Pero fue suficiente para sembrar en los jóvenes la pasión por la pelota caliente. Nombres como Rodolfo Pérez, Iván Rondón, Abildo Roa, Delvis García, Samuel Vivas, Jairo y “Cheo” Hernández, Tomás Roa, Luis “Culeca” y Enrique Ramírez “Kike”, José Candelario Márquez, Jairo Márquez, entre otros destacados deportistas, pertenecen a esa generación de peloteros “Chácaros” formados en los criollitos o poco después de clausurada la organización.
          Finalmente, el señor Luis Gamboa se retiró de las filas de la GN e ingresó a trabajar en la Represa. Aquí formó hogar junto a la señora Gladys García, una reconocida fanática de la pelota suave. Siempre ha estado vinculado al deporte uribantino, cuyos hijos siguieron la zaga competitiva. Como efectivo militar, trabajador y promotor deportivo, el caballero supo granjearse un lugar de respeto en el recuerdo de los uribantinos. Las buenas semillas son las que dan los mejores frutos…

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