sábado, 27 de diciembre de 2014

¿Y la ñapa pa'yo?



La vida de Pregonero gira en torno a los flujos comerciales establecidos entre el pueblo y las distintas aldeas. La capital del Municipio se comporta como un lugar central prestador de servicios al entorno rural. Muchos establecimientos comerciales de pequeña y mediana dimensión proliferan a lo ancho y largo del pueblo. Hace algunas décadas hubo una generación de comerciantes que marcaron la vida económica de la población uribantina y aún perduran en la memoria del pueblo.
          Las madres solían ingeniárselas para ocupar a los chicos. El ocio siempre ha sido un peligro en el proceso de crecimiento de la juventud, más aún en comunidades donde existes muy escasas opciones para ocupar el tiempo libre de los adolescentes. Hacer los mandados de la casa era una estrategia muy efectiva. Los párvulos iban del hogar a la bodega, aún a regañadientes, para comprar la caja de fósforos, la sardina, la paca de manteca, la panela o cualquier otro detalle faltante en la despensa del hogar.
          En la cultura del pueblo se hizo tradición entre los bodegueros el ofrecimiento de golosinas gratuitas a los muchachos que iban al negocio a realizar las compras cotidianas. Las madres eran capaces de hacer cruzar toda la población al menor, con tal de obtener una pingüe rebaja en la mercancía. Pero los muchachos preferían ir a la bodega donde solían darle la célebre ñapa. Terribles dilemas entre ayudar al ahorro familiar de los hogares humildes o degustar un caramelo barato.
          — ¿Y la ñapa pa’ yo?, decía tímidamente el muchacho, mientras estiraba la mano para recibir el “coquito”, el “sacamuelas” u otro caramelo.
          Benigno Rojas, Lázaro Pernía, Ignacio Ramírez, Leonidas García, Antolín Ramírez, Eucadio García, Bruno Ramírez, Asunción Molina, Jesús Guerrero, Pablo Morales y Doña Nohemí, Vicente Rujano, Venancio, Eligio Serrano, Leonardo Guerrero, Espíritu Pereira, Eleuterio Suárez, Asunción García, Felipe Suárez, Isaías Duarte, Ramón Suárez, Luis Suárez, Teodolindo Belandria, Amable Contreras, entre otros, son algunos de los comerciantes que tuvieron larga trayectoria en la comunidad.
          No pueden obviarse los nombres de Hormidas Méndez, Gabriel Bustamante, José del Carmen Vivas, los hermanos Roque, Pedro y Teófilo Ramírez, Alejos García, Isidro Suárez, Demetrio Zambrano, Juan Ramírez, Victoriano Pulido, Bernardo Alcedo, Antolín Ramírez, Julio Vivas, Vicente García, Salomón Medina, Virgilio Márquez, entre tantos caballeros que pasaron la vida detrás del mostrador, atendiendo a la clientela. Obviamente, esta lista peca por omisión, al dejar de mencionar a muchos valerosos ciudadanos.
          Esta crónica del recuero pretende condecorar a quienes marcaron época. Muchos hicieron de la cultura de la ñapa una estrategia para asegurar la clientela infantil. Pero los muchachos crecieron, los tiempos cambiaron y la costumbre de retribuir a los pequeños clientes con un caramelo quedó olvidada en el baúl de los recuerdos.
José de la Cruz García Mora

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