sábado, 27 de diciembre de 2014

Sáquela, sáquela



El auténtico y genuino servicio a la comunidad casi siempre pasa desapercibido ante los ojos de los ciudadanos. La gente suele acordarse de los Alcaldes, Prefectos, Concejales, Jefes de Oficinas. Pero quién ha erigido un monumento en honor a los obreros, las secretarias, los chóferes, los servidores públicos anónimos. Ellos trabajan con disciplina, constancia y dedicación, ofreciendo el mejor de los esfuerzos para garantizar la atención y la calidad de vida de los vecinos del pueblo.
          Son muchos los hombres que han trabajado en el Aseo Urbano de Pregonero, unos como eventuales y otros de manera permanente. Es imposible hacer el registro de todo ellos. Pero algunas figuras quedan grabadas para siempre en la memoria de los individuos. Las amas de casa suelen estar atareadas en los quehaceres diarios del hogar. De pronto, en la calle estalla el grito ya conocido de los recolectores y se activan los dispositivos de la premura, para sacar los desechos sólidos hasta el volteo.
          —Sáquela, sáquela, sáquela…
          Al frente del camión recolector, bien ataviado y con sombrero pelo ‘e guama, don Ramón Sánchez controla la velocidad del vehículo, mientras los obreros hacen la tarea rutinaria de puerta en puerta. Por los espejos retrovisores, el siempre está atento de que en ningún hogar se queden los desperdicios sin recoger. El volteo avanza a paso lento y los recolectores trabajan disciplinadamente como hormigas.
          Muchos años estuvo cumpliendo estos menesteres como chófer de la municipalidad. En la época, los desechos sólidos se vertían directamente a las aguas de río Negro. Allí, contiguo al puente, todavía se encuentra el muro habilitado para tales efectos. Luego se acondicionó otro botadero en la vía hacia Las Escaleras. Pero llegó la edad de la jubilación y el caballero pasó a retiro, compartiendo el hogar junto a la esposa, doña Cristina Chacón de Sánchez.
          “Cheo” Sánchez, uno de los hijos, siguió la zaga por varios años. Otros caballeros han estado laborando como chóferes del Aseo Urbano: Isidro Aguilar, Olinto Ceballos, Elías Pernía y algunos funcionarios más recientes. Don Ramón Sánchez siempre fue un hombre consagrado al trabajo honesto. Jamás se le llegó a ver vestido de manera inadecuada. La presencia impecable del caballero, el apego al hogar y la dignidad humana fueron sus principales cartas de presentación a la comunidad.
          Aquel hombre hizo de su trabajo un referente moral para el pueblo uribantino. Junto a doña Cristina Chacón levantó un hogar sólido y respetable, con base en el sacrificio y la dignidad. Han pasado varias décadas desde su jubilación y aún camina erguido y altivo por las calles de la ciudad, con el orgullo de saberse respetado y admirado por los muchos coterráneos que pueden dar fe su mayor riqueza: la honestidad. Don Ramón Sánchez es de esos hombres que no se cansan de predicar con el ejemplo.

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