sábado, 27 de diciembre de 2014

El Árbitro está vendido




            Según el geógrafo José Ramón Sánchez, cuando estas anécdotas “chácaras” se cuentan en otras latitudes, los oyentes se miran entre sí con incredulidad y tienden a creer que el narrador es un mentiroso empedernido, émulo del propio Félix Méndez o de Rafael, el de “las chinco”. Aquí en Pregonero, en lenguaje castizo, cuando alguien cae en el terreno de la evidente exageración, suele decirse sin ningún empacho: “Éste se fue por donde se fue a Genaro con todo y yegua”.
          Sin embargo, la mitad del pueblo puede dar fe de que estos hechos ocurrieron realmente. Cosas como esas son las que hacen de Pregonero un pueblo espectacular y único en el país. En ninguna parte del mundo se ha visto un árbitro de futbol armado dentro de la cancha con un filoso cuchillo al cinto. La integridad del hombre de negro no dependía solamente de lo que pudiera hacer con el pito y las tarjetas. El caballero necesita de un arma blanca para salir ileso de la cancha.
          Hace poco, la prensa regional reportó el asesinato de un árbitro de futbol en pleno juego. El hecho tuvo lugar en las afueras de San Cristóbal, la capital del Táchira. Inmediatamente, se encendieron los dispositivos de la memoria y las evocaciones volvían a tener la nitidez del momento en que ocurrieron los hechos. Diversas personas tuvieron la responsabilidad de dirigir los enfrentamientos deportivos. Pero la imagen y presencia de “Bombillo” realmente es inolvidable.
          Era la época en que se construía la Represa Uribante Caparo. Equipos de todas las nacionalidades participaban en los campeonatos futbolísticos de Pregonero. No se puede cuestionar la alta competitividad de los atletas dentro de la cancha. Pero fuera de ella ocurrían cosas deplorables: consumo de licor, droga, prostitución, apuestas ilegales, sobornos, riñas y agresiones físicas. En el estadio había suficiente dinero para todas esas cosas y para muchas más…
          Muy pocos llegaron a preguntarse por el verdadero nombre de “Bombillo”, el árbitro más célebre de aquellos tiempos. Había llegado de Colombia, participó en el deporte activo, pero tenía mejores dotes como árbitro. El hombre aplicaba el reglamento y en diversas oportunidades fue agredido de manera injusta. Es que hay jugadores intolerantes y faltos de gallardía, quienes no son capaces de reconocer con hidalguía la capacidad técnica y táctica de los adversarios de turno.
          Más fácil es vociferar a todo pulmón que el árbitro está vendido. En cierta ocasión, el caballero recibió un certero pelotazo en plena cara. De pronto, mientras lo llevaban a horcajadas fuera de la cancha, un filoso cuchillo cayó sobre el engramado del estadio José Ramón Sánchez. Desde entonces más nadie volvió a meterse con él, porque cuando la tarjeta roja no era suficiente para aplacar la ira del jugador expulsado, “Bombillo” se llevaba la mano al cinto para detener al agresor de turno.
José de la Cruz García Mora

No hay comentarios:

Publicar un comentario