Es
usual oír a los mayores hablar sobre José Vicente García, un prestante comerciante
de Pregonero, quien fue Juez, Concejal y Boticario en diversas oportunidades.
La memoria del suscrito alcanza a recordar tenuemente la imagen del anciano, en
los últimos días de su vida, una vez que retornó a Pregonero y montó el
expendio de medicinas en la esquina suroeste del cruce de la calle 8 con
Carrera 2. Allí posteriormente se estableció el negocio de don Bruno Ramírez,
mejor conocido como “Cachón”.
Más
frescos son los recuerdos sobre el bachiller Briceño, quien terminó los días como
dependiente de la misma botica. Para la época, el título de bachiller no lo alcanzaba
cualquier mortal. El mismo era símbolo de estudio, preparación y prestigio. No
es como ahora que proliferan los ilustres iletrados, según dicen las malas
lenguas. Aquel hombre ponía toda la sapiencia en la atención del público,
ofreciendo el remedio preciso para aliviar el dolor de los enfermos, según el
récipe médico.
Tampoco se puede borrar de la memoria
la imagen venerable de don Blas Guerrero. Él era propietario de la botica
ubicada a media cuadra de la Plaza Miranda. El inmueble fue adquirido
posteriormente por Amable Contreras. Nubia y Belkis Guerrero, las hijas de
aquel caballero, lograron robar más de un suspiro a los muchachos de entonces. No
se sabe si los jugadores de Ajedrez iban allí a cazar una partida del deporte
ciencia con don Blas, o acaso a observar furtivamente a las simpáticas muchachas.
El tiempo pasa de manera inexorable.
Otros propietarios asumen la administración de los expendios de medicinas,
ahora bajo la modalidad de farmacias. Durante varios años la Farmacia
Auxiliadora fue administrada por la doctora Corina. Ella era una dama que llegó
al pueblo con la misión de regentar el negocio en su tipo más antiguo de
Pregonero. El establecimiento farmacéutico se ubicó frente al cine del pueblo,
el cual posteriormente pasaría a ser la Casa de la Cultura.
Así
mismo, en los últimos años, como Farmacéutico Profesional, Yovanny Mora ha
asumido las riendas de otros establecimientos, como la Farmacia El Trópico y El
Trópico I. Además, existen otros expendios de medicinas en las adyacencias del
Centro de Salud y en la Plaza Miranda. La propietaria de esta última farmacia
es la señora XXXXXXX Mora. La otra forma parte de las políticas sociales
fomentadas por el gobierno de Hugo Chávez para abaratar el costo de las
medicinas.
El tránsito de la botica a la farmacia
también sirve para registrar los cambios sustantivos en la estructura social y
económica de Pregonero. Muchos hombres y mujeres han pasado en calidad de
dependientes por aquellos establecimientos. Ellos, desde el anonimato, han
hecho innumerables aportes en la esmerada atención de los clientes, precisamente
en las circunstancias más apremiantes, cuando las dolencias del cuerpo reclaman
el humanismo de los empleados de turno.
José
de la Cruz García Mora
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